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Obras llegaban de cuatro provincias a La Manga del Cura

“Todos cuatro han puesto su granito de arena aquí”, reflexiona Augusto Alvarado.

Sábado 19 Septiembre 2015 | 09:00

Este comerciante de 68 años recuerda desde su papelería en el sitio Santa María que tanto Manabí, Guayas, Los Ríos y Santo Domingo (antes provincia de Pichincha) han llevado algún tipo de beneficio.

Esto fue solo posible en medio del clima de indeterminación y disputa limítrofe que ha existido en La Manga del Cura.
Augusto, que llegó al sitio a los 18 años desde Canuto y trabajó como casi todos en la agricultura, recuerda que eran tiempos de abrir trochas a machete y literalmente abrirse paso entre la profunda vegetación nunca intervenida.
Con el paso de los años ya se iba afianzando la presencia de una u otra provincia, cuenta.
“Mucha gente sacó cédula en Quevedo, la luz la pagamos en Santo Domingo, las escrituras están en El Empalme, la gente ha venido desde Manabí”, reseña riendo este comerciante,  que cuenta con orgullo que cuando llegó siendo adolescente a la zona se enamoró y decidió quedarse.
TRABAJO. La historia de este territorio de 452 kilómetros cuadrados y más de 20 mil habitantes no se puede entender sino viendo las historias de arduo trabajo de los primeros pobladores que llegaron a forjar todo desde cero.
Lo mismo se ha ido repitiendo conforme ha llegado un relativo progreso y más obras.
Un ejemplo es el embarcadero de la gabarra de Puerto Gualipe que permite llegar hasta Los Ríos.
Héctor Coello muestra dos largas estructuras de cemento que se levantan del suelo y sirven de rodadura para que los vehículos suban a la gabarra.
“Eso lo construyó la gente de aquí porque cuando baja el agua los carros deben cruzar el fango y se quedan atrapados. Si alguien quiere hacer algo que haga un puente o un buen embarcadero”, cuestiona al señalar que mucho de lo que existe son soluciones que han debido ejecutar los propios pobladores.
CONFUSIÓN. Aunque la zona es reclamada, por historia y tradición, por Manabí, el hecho de no tener oficialmente una provincia no solo ha permitido recibir obras de varias jurisdicciones sino que también se ha prestado para confusiones.
En el caso de los planteles educativos, un maestro de El Paraíso-La 14 dijo que fue un alivio cuando empezaron a utilizar la bandera de esa comunidad para las actividades.
Se izaba la del Ecuador y de la comunidad para así no polemizar con la gente que  estaba a favor de una u otra provincia.
Algo similar pasaba cuando en clases tocaba hablar de provincias, cantones y parroquias. “Les enseñábamos a los chicos lo que es eso y le explicábamos que oficialmente no estaba definido el tema acá”, cuenta el docente.
EMPUJE. La polio que sufrió de niño Daniel Samaniego le dejó la secuela de no poder hacer actividades que requieran fuerza. Ante la necesidad de trabajar decidió poner un negocio de lavado de motos, uno de los varios que hay en El Paraíso-La 14. Como si representara un espíritu frecuente en la zona reflexionó: “Aquí no puedes depender de nadie, hay que salir sí o sí adelante, así sea solo”.
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