La historia cuenta que Sociedad Deportiva Aucas fue de esos equipos talentosos.  Atrevidos. Ganadores. Ambiciosos. Vencedores. Entregados. Poderosos. Triunfadores. Esas y otras virtudes que datan desde 1945 -fecha de fundación- lo llevaron a convertirse en el único ídolo del balompié capitalino. De esos ídolos que hacen vibrar, emocionar, reír y hasta llorar.

Es que contaba con jugadores de la talla de  ‘Pancho’ López Campana, Jorge ‘Suco’ Solá, Luis Torres, Clemente ‘Negrito’ Angulo, Luis Montenegro, César ‘Trompudo’ Garnica. O tal vez elementos como  Walter Pinillos, Alberto Carrera, el ‘Pollo’ Naranjo, Rómulo Dudar Mina y los extranjeros Héctor Loureiro (uruguayo), Héctor Siles (argentino) y Ubiracy Da Silva (brasileño), entre otros, que escribieron jornadas de estirpe en el gramado del viejo Atahualpa.

Hoy trata de reverdecer viejos laureles de la mano de Carlos Ischia. Un técnico argentino que ha llegado a cambiarle el rostro con sobrados merecimientos. Con más hombres que nombres, quienes han entendido que el fútbol es para adelante, donde nadie es más que nadie. Y que el fútbol se juega hasta el minuto 90.

Ojalá que la flauta le siga sonando. Que no se convierta en flor de un día. Hoy lo llaman Equipo oriental, El ídolo de Quito, El ídolo del pueblo, Orientales, Expetrolero, El equipo oro y grana, Indio, pero me quedo con el ‘Papá Aucas’. Ese ‘Papá’ que dio buena cuenta de Liga de Quito y Barcelona hace contados días. Y que dice, a viva voz, que intentará  llegar a una final. Ver, para creer.