Y seguimos elucubrando con el sentido común. Ecuador está anunciando públicamente la utilización de energía renovable limpia e infinita, el agua, y eso que todavía no empezamos a utilizar en gran escala el uso de la fortaleza solar y de la eólica. Los mayores proyectos que muy pronto entrará en plena producción son las grandes centrales de Coco-Codo Sinclair, Mazar y Toachi Pilatón, todas estas generadoras serán movidas gracias al uso del elemento más importante en la naturaleza: el agua. Y gracias a Dios, nosotros la tenemos en abundancia, produciremos tanta energía hidroeléctrica que tendremos producto para exportar. 

El argumento de nuestros gobernantes es precisamente la cantidad, lo barato, la infinites, y la no contaminación del ambiente. Nuestro humilde pensar nos lleva a la lógica sencilla que la misma imaginación la tienen los demás países del mundo, invertir en grandes obras hidroeléctricas para no depender de la energía fósil, no tener grandes desangres por compra de petróleo y no contaminar; por lo tanto, la demanda del carburante disminuirá. 

Por más que Venezuela se desgañote pidiendo a la OPEP que disminuya su loca producción, no lo lograrán; los árabes no desean perder su mercado, ni los otros tampoco; y para el colmo, en varios países hay inmensa reserva de esquisitos, que utilizando técnicas especiales de trituración y que contaminan el subsuelo, están produciendo tanto que hace imposible que los precios se incrementen. México está aumentando la ofertas de ganancias a las compañías hasta un 25 % para hacer más atractiva la exploración en el subsuelo marino.

La recesión mundial ha hecho que los países industrializados, grandes productores de manufacturas, de maquinarias, como China, Corea del Sur, EE.UU. han obligado a la disminución de demanda de combustible y de otras materias primas; en consecuencia, las grandes ofertas de financiamiento para grandes obras de infraestructura en América Latina, especialmente de los chinos, tendrán que rezagarse.

Qué decir de la vuelta la utilización de la energía eléctrica para mover motores que en estos tiempos de recesión son necesarios para acomodarse a los bolsillos de los más necesitados. En base a estas realidades, presuntamente el precio del oro negro no se recuperará rápido.