Como lo habíamos expresado en esta columna, los especialistas aseguran que el fenómeno ya está con nosotros, de una manera débil en Manabí, aunque ya hizo cierta presencia mayor en otras provincias del país.

Los principales de las entidades llamadas a enfrentar los riesgos y amenazas que se pueden presentar, han anunciado su preocupación, entendiéndose que requieren una mayor coordinación en la red de defensa contra estas eventualidades, pues son bastantes los organismos que intervienen y deben estar listos y preparados para la contingencia.

Las carreteras, las colinas, los ríos, los puentes, las represas, el tendido de la red de energía eléctrica en la parte rural; así como las calles, las alcantarillas, el abastecimiento de agua, las inundaciones en la zona urbana, demandan de un cuidado prolijo, pues las experiencias indican la terrible situación que se presenta con la crudeza de la naturaleza.

Vale, entonces, incentivar las preocupaciones, activar las alarmas y empezar un proceso de vigilia que subirá de tono de acuerdo a las necesidades, seguros que habrá un plan concreto a desarrollar en cada exigencia.