Una de las mejores costumbres que la modernidad ha mermado en nuestro país, especialmente en la población joven, es la lectura; aquella manera importantísima de lograr mayores conocimientos educativos generales que se imponía mayoritariamente en la sociedad hasta hace algunos años.
Con el advenimiento de inventos electrónicos como la Internet, celulares y otros avances científicos, el libro, los periódicos y más expresiones de cultura impresas han sido mermadas por la rapidez de la comunicación que presenta opciones de distracciones diversas, relegando la lectura normal y tradicional, en desmedro del sistema tradicional, para muchos más práctica y satisfactoria.