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Música
Baile montuvio con olor a café

La danza, vestimenta, costumbres y tradición oral forman parte del folclore de cada pueblo de Ecuador.

Viernes 03 Julio 2015 | 04:00

Hoy se continúa con la serie ‘Tradiciones ecuatoriana’, que expone algo más de la riqueza cultural de las regiones del país.

El libro ‘Alza que te han visto’, de Wilman Ordóñez, señala: 
“Los intercambios que se produjeron nos aproximan, en todo, a pensar que parte de este folclore musical colombiano se asentó en nuestras costas montuvias.
De ahí que el acordeón sostuvo la base rítmica y melódica de nuestra antigua música montuvia en el siglo XIX, instrumento que debemos refuncionalizar para el baile tradicional costeño.
En cuanto a los nombres de piezas musicales y bailes de lámpara en la Colombia (de los que ya he escrito en capítulos anteriores), debemos recordar que estos no aparecen con las denominaciones sujetas a las danzas, sino con los genéricos y peyorativos bailes de arroz quebrado.
 
>DENOMINACIÓN.  La denominación de bailes de arroz quebrado fue un invento de la sociedad explotadora y feudal colonialista y republicana que catalogó a nuestros bailes típicos regionales como ‘bailes de clase baja’, ‘parecido al arroz malo o quebrado’ ‘que produce la tierra en época de crudo invierno’. Y ‘los bailan las zambas y mulatas’, ‘o hijos de éstas, en los bailes de fandangos’.
Fueron los criollos, hijos de españoles, quienes hicieron esta comparación etnofóbica y discriminatoria. 
El anuncio de la única acta del Cabildo de Guayaquil del siglo XVIII que designa a nuestros bailes como danzas de gurufaes, diablicos y mojigangas.
Ningún otro documento registra voces parecidas. Hablan sí de fiestas de Corpus, de la Candelaria, de la Virgen del Rosario, de Padre: Señor Nuestro, de la Fiesta del Rey: Nuestro Señor, de fandangos, De las Cruces, entre otros., sin describir los acontecimientos cotidianos en relación con dichas fiestas.
En el siglo XIX -desarrollo de la imprenta- los escritores y cronistas que nos visitaban registraron algunas voces del cancionero musical montuvio como el amorfino, la iguana, el costillar, el alza, el moño, la sandunga, la puerca raspada, entre otros, que las zambas y mulatas de la ciudad y la región bailaban. 
Las voces de bailes de salón como el minuet, las cracovianas, las pavanas, los chotís, las mazurcas, los valses, las polcas, las contradanzas, las cuadrillas, las redovas, entre otras, fueron las primeras en registrarse.
Esto ocurre luego de que se dio la vinculación de los cronistas que llegaban a nuestro país con títulos de nobles comprados antes de embarcarse a la aventura con las señoritas hijas de pudientes que gustaban de mostrar sus habilidades danzarias y musicales como ‘señal de cultura y buenos modales’. Sin duda también, y más que la tradición escrita, la tradición oral jugó un papel protagónico en la historia de nuestra música y bailes”.
 
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