Las expectativas en Manabí por la visita del Papa Francisco al país crecen. Autoridades católicas, comerciantes y creyentes se alistan para vivir, directa o indirectamente, la visita del Santo Padre.

Se estima que al menos 100 mil creyentes manabitas viajen a Guayaquil el próximo 6 de julio para participar de la  misa campal que oficiará el papa Francisco en el Santuario de la Divina Misericordia, ubicado en el kilómetro 26 de la vía a la Costa.

Exclusivo. Según Felipe Intriago, presidente provincial del Movimiento Retirista Católico Juan XXIII, esta es la cantidad que la Arquidiócesis de Portoviejo estima se trasladará a esta ciudad. “Tenemos un lugar exclusivo para la Arquidiócesis de Portoviejo (...). Monseñor Lorenzo Voltolini nos ha dicho que van unas 100 mil personas más o menos (...)”, dijo el dirigente del movimiento católico, quien además agregó que sólo de este grupo viajarán unos 4.200; para el efecto, dijo, se vienen preparando desde hace un mes.

El arzobispo de Portoviejo para Manabí, Lorenzo Voltolini, señaló que están organizando la movilización de las personas  a través de las 43 parroquias eclesiásticas. 

Dijo que se ha conversado con la gobernadora de la provincia, Susana Dueñas, para el tema de los salvoconductos que necesitarían los cerca de 2 mil buses que se requerirían para el traslado de los fieles.

Comercio. Aunque el comercio informal todavía no ofrece artículos alusivos a la visita Papal,  librerías religiosas como la San Pablo y la Emanuel, en Portoviejo, empiezan a proveerse y a comercializar artículos alusivos a la visita de Francisco.  

En la librería Emanuel, por ejemplo, las ventas sobre este tipo de artículos se han disparado. 

“Es una locura”, dice su administradora Silvia Pisco, quien además comentó que en el transcurso de esta semana llegarán más artículos.

Lo mismo ocurre en la librería San Pablo, su administrador Marco Zambrano está esperando una remesa de nuevos objetos y artículos con esta temática. 

Deseos. Para muchos manabitas creyentes de la fe católica y seguidores del papa Francisco, asistir a este evento es un “deseo difícil de cumplir”. 

“Me tocará verlo por televisión”, dijo resignada doña Zita Véliz, una creyente que dice no tener cómo costear el viaje a Guayaquil, pues es pobre,  no trabaja y está enferma.