Carlos Gilces, quien lleva cuatro años en el oficio, cuenta que ha visto al inicio de este año lectivo menor demanda. Recuerda que el año pasado su unidad sumaba en dos turnos unos 36 pasajeros, ahora tiene 27.

“Muchas personas prefieren -contó- mandar a los hijos con un vecino o amigo y no pagar”.

Hugo Galarza, otro transportista, dijo que también ve con algo de preocupación el panorama.

Un chofer, que prefirió no revelar su nombre, en cambio señala que falta control a quienes dan de forma ilegal la transportación.

Sofía Bazurto, quien es secretaria de una compañía que reúne a unas 60 unidades de transporte escolar e institucional, señaló que por los controles periódicos de los vehículos y los gastos operativos, se requiere un gasto aproximado de 400 dólares mensuales para mantener a punto el servicio. Esto, reflexionó, hace que los dueños tengan problemas al haber menos pasajeros. 

Arturo Sánchez, padre de familia, dijo que aunque se complica su economía, prefiere pagar para que transporten a su hijo a la escuela. 

Control. Danilo Freire, jefe de la Policía de Tránsito (e),  dijo que hay permanentes controles para que las unidades estén en buen estado y con sus documentos en regla. También indicó que es complejo determinar si alguien en un carro particular, por ejemplo, está cobrando por llevar o no a estudiantes. Sin embargo  dijo que esperan que se realicen las denuncias para hacer seguimiento e investigación de los casos.