De los seis meses que le dio el médico antes de que su caso se vuelva crítico, ya han pasado cuatro.
Durante ese tiempo el objetivo de ella y de su esposo ha sido uno solo: conseguir el apoyo para que pueda ser derivada a un hospital en otro país y allí realizarse un trasplante de pulmones (que no se realiza en Ecuador) y que se considera la solución para la dolencia que padece: linfangioleiomiomatosis.
Esta enfermedad, que se abrevia como LAM, le ha quitado de a poco el aliento a esta profesora. Empezó hace poco menos de dos años como una agotamiento y falta de aire, luego apareció tos con sangrado y ahora su vida transcurre junto a un equipo que le proporciona el oxígeno que requiere para tareas simples como caminar.