Cuando de pequeño sus amigos querían ser futbolistas y las niñas princesas de Disney, él soñaba con el cargo menos infantil que puede haber: presidente, para “ayudar a la gente pobre”, repetía con convicción.
Algunos adultos se reían y unos pocos se asombraban con una declaración inusual de ese niño vivaz y expresivo que pintaba para grandes cosas en la vida.