Contemplemos el escenario petrolero mundial dentro del contexto de un juego de ajedrez. Países con las mayores reservas petroleras del mundo como Dubai, Iran, Kwait, Venezuela y hasta nuestro propio país, Ecuador, han venido explotando este recurso tan preciado, muchas veces en precios bajos y otras veces en precios altos, dependiendo del estado de la economía mundial. El petróleo ha sido una bendición para aquellos países que han sabido invertir los ingresos de este recurso, y una maldición para aquellos que lo han desperdiciado.

Pero, ¿han notado que el país que tiene una de las mayores reservas petroleras del mundo y que en producción está a la par de Dubái, que ni siquiera es parte del cartel llamado OPEC, nunca se esmeró en explotar su recurso tanto como los del cartel mismo? Siempre compró el petróleo a los miembros del cartel, pero supo mantener el suyo bajo tierra. Este país es EEUU. Ellos desde un comienzo sabían que este recurso no era renovable y que vendría un tiempo que se agotaría; y mejor dejar que los del cartel regalen su petróleo en tiempos malos, con bajos precios, y gocen de ello un poco en los tiempos buenos, con altos precios. Ahora mismo vemos los tiempos malos con un precio de 50 dólares por barril y que está afectando nuestra economía ecuatoriana severamente. Ingresos del petróleo representan el 25 % de nuestro presupuesto nacional. Pero seguimos explotando a una mayor velocidad para compensar con volumen el precio perdido, haciendo que nuestras reservas se acaben más pronto. Dubái le siguió el juego a EE.UU. y EE.UU., feliz de la vida, viendo al cartel inyectar hasta la última gota de sus reservas en sus grandes industrias. ¿Qué pasará cuando el petróleo del cartel se les acabe? Déjenme decirles lo que pasará: EE.UU. será el único país con petróleo y será el que dicte los precios y, por los tanto, la economía de los países del mundo. Serán ellos quienes muevan  reyes y reinas. ¡Jaque mate!. ¿Podemos decir que EE.UU. es perverso y que nosotros somos sus víctimas? ¡Jamás! Ellos han sabido manejar sus recursos para el bienestar al largo plazo de su pueblo. Confío en que nuestro gobierno tenga la sabiduría en diversificar nuestra economía e industria y mantener a lo máximo nuestros recursos no renovables, incluyendo los minerales, bajo tierra, para cuando los verdaderos tiempos de vacas flacas lleguen.