Actualizado hace: 938 días 17 horas 3 minutos
Personaje
Quería ser médico y terminó sobador

Lo que más repara Genaro son motorizados. Cada día atiende hasta diez conductores de motos con “guayabas” dislocadas, rodillas golpeadas, radio sin sintonía con el cúbito y más huesos afectados. “Manejan mal y se accidentan”, señala. Igual a todos los trata con paciencia.

Domingo 01 Marzo 2015 | 09:20

Genaro Intriago es una especie de “traumatólogo popular”. A su consultorio, ubicado en la calle Francisco de P. Moreira de la parroquia San Pablo, llegan hasta 30 pacientes al día. Asisten sobre todo los que no tienen seguro social, los que no pueden pagar una consulta de un especialista o los que temen a un clavo terapeútico en el hueso. 
Allí, en la amplia sala de su casa, el olor de bálsamos para la inflamación y el dolor invaden el ambiente mientras las personas esperan pacientemente su turno. 
Intriago alterna su trabajo en el Ministerio de Transporte y Obras Públicas de Portoviejo con el de sobador. Cuando llega a casa ya hay un rosario de adoloridos pacientes esperando que les quite el dolor y les enmiende el problema óseo que los atormenta. 
El experto escucha la explicación del adolorido mientras toca y detecta el problema, hala por aquí, presiona por allá y vuelve a colocar el hueso en su lugar. Un remate de ungüentos y vendas complementan el trabajo. El paciente sale con un sonrisa tímida.
El oficio lo ejerce hace 45 años. En realidad desde niño soñó con ser médico, pero cuando realizaba sus estudios en el colegio Olmedo, Manabí fue asolada por una sequía inverosímil que secó los cauces y generó mucha pobreza, por lo que el joven debió dejar los estudios y marcharse hasta tierras húmedas a trabajar. Cuando volvió se dedicó a jugar fútbol, pero se lesionó la rodilla y para no alejarse del deporte se hizo kinesiólogo de los equipos. Así, entre masajes y vendas fue conociendo cada hueso del cuerpo humano. En la actualidad con solo ver una mano o una pierna afectada ya sabe el nivel de gravedad de la fractura. Sus 
manos funcionan como rayos X.
No atiende las fracturas. Su intervención sólo llega hasta huesos dislocados o dolores musculares. Cuando es fractura los deriva donde los traumatólogos Juan Vera y Antonio Sánchez.
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