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Edwin Delgado Armijos
Empecemos casa adentro

Soñamos con tener un presidente de la República que sea manabita, y somos hinchas de Barcelona, Emelec, Liga de Quito y del Nacho (los pregonan orgullosos). Queremos un presidente de por acá y ni un estadio en fútbol en buenas condiciones tenemos.

Viernes 27 Febrero 2015 | 04:00

El último alegrón y orgullo que tuvo la provincia en esta época contemporánea se vivió con la Liga de Portoviejo en 1983. Estuvimos a un tris de llegar a la Copa Libertadores. 
Si aquellos jugadores y cuerpo técnico hubiesen vivido las circunstancias actuales, seguramente muchos hubiesen sido candidatos a algo (desde alcalde, pasando por asambleístas hasta concejales). Se hubiese pedido la nacionalización de Brindisi, Marchese, para que sean llamados a la selección nacional. Y de no darse tales petitorios, se anunciaban paros. No tenemos deportistas de élite como para presumir de ello. Y si lo tuviésemos sería candidato a todo.  Para que un cantón-provincia-región-país progrese debe haber la interacción universidad-instituciones de desarrollo; todavía hay quienes creen que deben darnos haciendo las cosas, en otras localidades de este bello Ecuador hay obras hechas en base a unión, teniendo como elemento aglutinante las ganas de progresar. 
Respecto a esto, por mi segundo apellido soy serrano, y mi santa madre cuenta que en la tierra de ella (provincia de Bolívar) había congéneres suyos que solo trabajaban por la comida.  Y nos vive recalcando que en esta provincia (y en la Costa) hay pobreza, mas no miseria. 
Será esa la situación por la cual en las comunidades de la Sierra se dejan ayudar para salir adelante. Y el resultado se aprecia en la calidad de vida de los mismos, ejemplos se pueden citar muchos.Por acá hay quienes piden que les den haciendo las cosas. Eso es algo lacerante. 
Empecemos por cambiar nosotros, eso hará que cambiemos nuestro hogar. Y así a lo mejor cambiemos el barrio donde vivimos. La ciudadela. La parroquia, el cantón, la provincia. Ahí nos montamos en la quijotesca idea de cambiar el país, con ello el continente y el mundo. 
Exijamos cambios a los dignatarios electivos de los respectivos gobiernos autónomos descentralizados. 
Pidamos imposibles (nada de tapar hueco de calles, de proyectos dadivosos, de alimentar chanchitos). Sirven, pero... 
Cada cuatro años es lo mismo. Se repite el ciclo. Y con ello, tiempo perdido. Pidamos que tengan iniciativas locales pero con la suficiente trascendencia que abarque al ámbito nacional.  La ejecutividad es primero. Lo esencial. Menos fotos.  De las secretarías y representaciones ministeriales no se puede pedir más, porque su accionar es distinto. Literalmente todo viene hecho de las alturas, aquí solo firman y al mandado.  Busquemos presidente manabita.  Sí, pero primero cambiemos, mejoremos internamente. Exijamos a las universidades nuestras que formen mejor al capital intelectual. Coloquemos las bases que soporten tal idea. No la primera piedra, más bien una cantera, miles de volquetadas.  
Sino, el resto solo será aullidos a la Luna.
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