Esta universitaria de 22 años recuerda que se puso uno de mala gana que le despertó una inconformidad que hace mucho contenía. Esa noche decidió operarse.

Diez días después estaba en un quirófano pagando 1.200 dólares por una lipoescultura.

“Lo reconozco, es una tontería: pude hacer más dieta y ejercicios pero lo quise hacer y no me arrepiento, lo volvería a hacer”, cuenta  aún ataviada con una faja que ajusta su cintura durante la recuperación.

Motivos. Para Victoria Macías de 36 años, la motivación tiene la misma edad que su hijo: 16 años.

Cuenta que tras el parto quedó con una “pancita” que el año pasado logró eliminar con una cirugía plástica en la que invirtió 2.400 dólares.

“Creo que las mujeres no debemos permitir que el tiempo o las situaciones desmejoren nuestra figura”, señaló.

Advertencia. El psicólogo Williams Mendoza señaló que toda persona debe evaluar sus verdaderas razones para ir a una cirugía como ésta.

Señaló que pueden existir problemas de autoestima, de relaciones interpersonales u otros que son la causa real.

“Si una persona no está conforme con su vida ninguna cirugía lo resolverá”, dijo.

La psicóloga Katherine Tarazona cuestionó que muchos cirujanos plásticos no pidan una evaluación psicológica antes de realizar estas cirugías.

Patrón. El sociólogo Jhimmy Gutiérrez observó que a lo largo de la historia los patrones de belleza han cambiado e influenciado a la sociedad y en ese contexto, cuestionó, una persona sin una adecuada formación o personalidad puede sentir la obligación de cumplir el patrón que la sociedad le impone aunque no lo necesite realmente.