La matanza es lenta y abarca casi al 90% de la población. Nos matan a través de bebidas, alimentos procesados, frutas, cosméticos y por el agua. En el mundo se usan más de 116.000 sustancias que nos provocan enfermedades como alergias y cáncer, con la venia de las autoridades de salud. Muchas de dichas sustancias han sido prohibidas por su toxicidad, pero se usan libremente en nuestras naciones en vías de desarrollo con la complicidad de funcionarios corruptos vende-patria que solo les interesa el dinero.
Lamentablemente hemos caído en la trampa…Las gigantescas campañas de publicidad de las transnacionales de alimentos rápidos y procesados han menoscabado nuestra soberanía alimentaria porque a través de los medios nos dicen qué comer y a qué hora debemos hacerlo. Hasta nuestra comida típica es ofertada en varias presentaciones que van directo al calentador. Si vamos por este camino, en pocos años habremos olvidado nuestros conocimientos gastronómicos ancestrales.
Desde hace años teníamos la sospecha de que la mayoría alimentos procesados como embutidos y aceites, contenían transgénicos. Hoy podemos comprobar esa sospecha leyendo, cosa que casi nadie hace, los ingredientes de los productos que se expenden en mercados locales: salsas y aceites de soya o colza, mortadelas, salchichas, jamones, chorizos, chicles, productos para repostería, algunas harinas, etc., contienen transgénicos. Nadie hace ni dice nada sobre el tema. Pero lo más preocupante es la ignorancia y la escasa capacidad investigativa de las personas sobre el asunto. El mes pasado hicimos una encuesta a 410 personas. Sólo el 3,42% (14 personas) conocía qué son los transgénicos, mientras que 396 no sabían absolutamente nada. El 5,61% revisa las etiquetas/empaques de los productos que adquieren, mientras que sólo dos personas conocían los efectos en la salud de los transgénicos.
Los transgénicos son organismos genéticamente modificados que pueden ser plantas, animales o microorganismos creados con técnicas de biología molecular. Se hacen aislando segmentos de ADN –material genético– de un ser vivo que puede ser: virus, bacterias, vegetales, animales e incluso humanos, para introducirlo en el material hereditario de otro con el que no tiene ninguna relación filogenética para que adquiera una característica nueva (como la resistencia a una plaga –Bt- o tolerancia a herbicidas agrotóxicos –RR-). Ningún campesino puede obtener semillas transgénicas a través de métodos convencionales de mejoramiento genético porque solo se hacen en laboratorios. Las transnacionales nos encadenan a sus productos y se hacen más ricos a costilla de nuestra soberanía alimentaria y de especies de plantas que hemos mejorado durante miles de años. Los cultivos transgénicos además están erosionando la diversidad genética en el mundo. Y no es cierto que produzcan más, ya que se ha probado que cosechan el 7% menos. Lo más perverso que he escuchado de varios profesionales y personas es esto: ¡de algo tenemos que morir! Consuelo de tontos, desgracia de todos.
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