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Diemen Delgado García
El CAMINO DE LA INCONsCIENCIA

“ Felices son los que tienen conciencia de su necesidad espiritual, puesto que a ellos pertenece el reino de los cielos” ? Jesús de Nazaret La concepción de que la felicidad proviene de factores externos tales como las posesiones o el poder está perdiendo terreno, la felicidad se está convirtiendo en una responsabilidad personal, que tiene su semilla en la soberanía original y en la dignidad del alma: Inteligencia Espiritual.

Miércoles 24 Diciembre 2014 | 04:00

 

La Inteligencia Espiritual es la capacidad de vivir para servir, de actuar ética y compasivamente en toda situación, con buena voluntad, honesta, responsable y  generosamente. Para alcanzar esta etapa de la vida del hombre, requerimos conocer nuestro súper-yo (meditación = conciencia), y para llegar a ello no es necesario el uso de psicoactivos: THC (principal constituyente psicoactivo del cannabis).
Y lo menciono, ya que la felicidad no es un estado eufórico, no es un estado de ánimo, sino que la verdadera felicidad es una actitud constante de sentimientos de tranquilidad, serenidad, que nos permite tener momentos felices.
Repasemos a lo largo de la historia, los efectos del THC: Hacia el 2737 A.C., Shen-Nung describe, “tomándolo en exceso tiende a mostrar monstruos, si se usa durante mucho tiempo nos comunicamos con los espíritus”. 
Los escitas describían que al aspirar su humo daban gritos de alegría. Los dionisíacos se consideraban hijos de la Luna para hacer de mediadores entre la tierra y el cielo. 
Dioscórides - médico griego - refiere los efectos alucinógenos y Galeno, la hilaridad. Los sufistas buscaban la revelación divina e interior y los esceicas, la liberación de pensamientos que enturbian el alma.
A manera de reflexión:
La fuente de conocimiento, felicidad y de vida, podrían alcanzarse con  la meditación, cuyo objetivo transformador personal sería la obtención de calma y un sentimiento de paz y bienestar.
Frente a esta concepción se produce lo contrario en nuestros tiempos, lo que se denomina, enajenación del hombre, basado en leyes económicas de la siguiente forma: “cuanto más produce el hombre, tanto menos ha de consumir; cuanto más  valores crea, tanto más indigno es él; cuanto más elaborado su producto, tanto más deforme el hombre; cuanto más civilizado su objeto, tanto más bárbaro el hombre; cuanto más rico espiritualmente se hace el hombre, tanto más desespiritualizado y ligado a la naturaleza queda el hombre”
A manera de conclusión:
Científicamente está comprobado que el THC enajena la razón y bloquea irreversiblemente la cavilación, conduciendo al hombre al camino de la inconciencia y por ende a la indolencia y a la apatía.
 
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