Cuántas personas pasan a distancia extrema del viejo penal. Y el alejamiento se hace más vivo cuando de acuerdo a comentarios de propios (vecinos) y extraños, comentan que por las noches se escuchan ruidos, gritos que provienen de voces femeninas y masculinas. Se escuchan disparos, latigazos etc. Y pensar que ya está en la lista de patrimonio nacional. ¿Será acaso que esta nominación servirá para atraer a los turistas? Porque podemos pensar que a determinadas personas les agrade reencontrarse con la historia de las torturas y los lamentos. 

Los ecuatorianos –pienso- ya es hora de poder diferenciar lo bueno, lo interesante, lo agradable, lo no apto, lo necesario, lo indispensable, lo que nos puede servir de ejemplo o lo que no debe ser utilizado. 

Pero la vida continúa, como quien dice la caravana no se detiene. Razones primordiales o no deben existir para que se haya denominado al ex penal García Moreno como parte del patrimonio nacional. 

Sé muy bien que todavía el expresidente, representante en la época de lo más recalcitrante del conservadorismo nacional, aliado permanente durante su existencia del clero imperante en la nación, mantenedor de la esclavitud, guayaquileño ilustre, desde luego, pero con una aceptación muy baja dentro del convivir político ecuatoriano, goza de adeptos. 

No nos engañemos. Aceptemos la nominación. Pero tengo la seguridad que a mi voz se unirán otras voces que no estarán de acuerdo con lo escogido. Aunque muchos con razones aplaudirán el hecho. 

La vida continúa con sus días pálidos o verdes. Lo importante es saber hacia dónde apuntamos.