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De desfiles, bastoneras  E innovaciones (II)
De desfiles, bastoneras E innovaciones (II)
Por: Childerico Cevallos
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Domingo 26 Octubre 2014 | 04:00

E l gobierno del economista dictó hace dos años, a través del Ministerio de Educación, un acuerdo ministerial que regula los desfiles escolares; sin embargo, hay disposiciones que estarían siendo confundidas en su aplicación, según lo sucedido en las últimas festividades octubrinas en Portoviejo.

¿Por qué? De acuerdo a quejas ciudadanas, de alguna manera se limitó la participación de planteles escolares en los desfiles, se tachó la presencia de bastoneras y se prohibió la utilización de ciertos objetos decorativos en los uniformes de los integrantes de las bandas que, del calificativo “de guerra”, ahora deben llamarse “de música estudiantiles”. 
Esto pudiera interpretarse como violación a los derechos de estudiantes, padres de familia y ciudadanía en general, cuando lo que se intenta limitar o prohibir no constituye delito alguno, no le hace daño a nada ni a nadie, es atractivo y, sobre todo, voluntario. 
Leyendo el mencionado acuerdo ministerial, 349-12, no hay base para la supuesta advertencia del representante zonal 4 del Ministerio de Educación a directivos de establecimientos educativos, estudiantes y padres de familia, acerca de la actividad de las bastoneras y su manera de vestir, ni de los cachiporreros, quienes, al igual que los integrantes de las bandas, generalmente se exhiben vistosamente con distintivos que visualmente son parte del atractivo principal de la marcha.
A no ser de la existencia de otro documento oficial, el mencionado acuerdo no restringe nada en lo relacionado a la manera de uniformarse quienes van a desempeñar una de las funciones antes indicadas.
Es decir, no hay prohibición taxativa para los uniformes con charrateras, para las bastoneras ni cachiporreros, que son el gran atractivo popular del desfile.
Es cierto que en algunas ocasiones este se hace tedioso por el deseo de figuración de algunos, cuando ciertos “instructores” quieren aparentar más de lo permitido y demostrar cualidades que no corresponden al evento. 
Pero eso es otra cosa que corresponde controlar a los organizadores.
En cuanto a las bandas musicales, es aceptable el cambio de nombre. 
Más aún, venimos insistiendo, desde hace ratón, la ayuda estatal para el cambio prudencial del sistema aplicado. 
Es que es sustancial que los interesados en formar parte de las bandas, a más del imán que les significa encabezar los desfiles de su colegio vistiendo un uniforme con distintivos diferentes, se inicien en la verdadera música, dejando de lado, de a poco, aquellos instrumentos de soplo tradicionales como son las cornetas y tambores, que limitan las entonaciones, para entrar al manejo de los instrumentos propios de la música como son las trompetas, saxos, trombones, etc.  aprendiendo la lectura de partituras. 
Hemos promulgado ese cambio: entrar directo al sentido real de la música con la instrumentalización adecuada, que facilite entonar la escala musical completa, las notas constantes en los pentagramas. 
Es decir, aprender a leer música
Mas, eso será motivo de otro comentario, porque como en la vez anterior, “con este bizcocho será hasta las ocho”. 
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