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Las enmiendas constitucionales (II)
Las enmiendas constitucionales (II)
Por: Mauro Guillem Zambrano

Martes 21 Octubre 2014 | 04:00

Se cocinan a fuego lento desde la Asamblea Nacional, las pretendidas enmiendas constitucionales que buscan legalizar la práctica de gobierno que ejerce el presidente Correa.

Las modificaciones a la carta magna tienen como último objetivo, la imposición de un modelo autoritario, centralista, represivo y antidemocrático. La restricción de derechos y libertades que se persigue al proponer cambios en la acción de protección de garantías constitucionales, en el recurso de Amparo Constitucional (artículo 88),  al agregársele un inciso final, reforma el carácter de prelación en la jerarquía de las leyes y  niega a los ciudadanos el acceso directo a la constitución en la defensa de sus derechos. 
Su ejercicio se subordinaría a ser regulado por una ley, donde los legisladores seguramente propondrán un recetario de condiciones para ser admitida, consumando así una limitación de este recurso que nos protege de los abusos del poder.   La reformulación que se hace del concepto “comunicación” (artículo 384, inciso primero), reduciéndolo al de un servicio público y no de un derecho humano que debe ser practicado con plenas garantías, crea el fundamento para que sea controlada por el estado y utilizada discrecionalmente para los intereses políticos del gobierno, como la censura previa y la persecución a periodistas. La constitución garantiza y favorece este derecho y la democratización de los medios de comunicación, la reforma constitucional pretende colocar este derecho bajo la tutela del estado. 
Paradójicamente este tipo de interpretación, históricamente solo lo han hecho gobiernos de corte fascista. 
La desaparición del sindicalismo público (artículo 229, inciso tercero) que deja desprotegido al trabajador del doble carácter social del trabajo y condena a la incertidumbre y a la inestabilidad a millares de ecuatorianos que no podrán acceder a los beneficios del sindicalismo ni al derecho de organización y huelga, garantizados por los convenios internacionales de la OIT del cual el Ecuador es signatario, en evidente actitud anti-obrera de un gobierno que se auto-publicita de revolucionario. 
Las reformas constitucionales desnudan de cuerpo entero, la anatomía de este gobierno, que en los hechos implementa las políticas de la ¡Restauración Conservadora!                                                                                                                                               
 
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