Con la disposición y obligatoriedad de inscribir los contratos de los futbolistas asimilándolos como de trabajo, estableciendo jornadas de duración, monto de la remuneración a recibir real, sometiendo al régimen sancionatorio por incumplimiento a las partes, con el cruce de información que mantienen estos entes recaudadores, dígase, SRI, IESS y el Ministerio de Relaciones Laborales, con su titular que mira sólo incremento a las arcas estatales, cualquiera que sea el final al que se llegue, el único ganador será el insaciable Estado.
Con los sueldos millonarios que reciben los deportistas, más bonificaciones muchas veces exageradas por todo logro, sin tener obligaciones para el contraste de no obtener resultados, con las poses y exigencias que se traen, muchos de estos ingresos que, se piensa, no se reflejan en los pagos por renta, ni aportaciones por el real ingreso, fácil es de advertir que este paraíso en que se había convertido para las estrellas de esta actividad, tendrá serias limitaciones.
Y ya el patrono no solo será exigido como es a la fecha, ya las obligaciones serán recíprocas, y este tipo de modalidades le genera derechos por una labor ineficiente que le permitiría prescindir de cual o tal dependiente dentro de la normativa legal, sin esas voluminosas indemnizaciones a las que vemos se exigen como pago, el mismo horario de trabajo que se convertirá la práctica y los ensayos, será exigida y controlada, sin privilegio alguno.
Entonces, no existirán ya los privilegios que se acostumbra en los contratos que el patrono asume todas las exigencias con renta y laborales, recibiendo el deportista valores netos, con la intervención de Marx Carrasco como gestor de este cambio, las reglas de juego serán inflexibles, y con el régimen impositivo con sanciones punitivas que drescribe el nuevo Código Integral Penal, se vendrán cualquier cantidad de deserciones de dirigentes de clubes con economía limitada.
Pensará dos veces un aspirante a la Dirigencia de un Club, de esos que lo hacen sólo por amor al deporte o a la camiseta, conociendo que el representante legal es responsable, personal y pecuniariamente por lo que suscribe, peor aún si se asesora y llega a conocer que para este tipo de exigencias laborales, responden hasta sus descendientes con bienes propios.
Y con el descrédito que tiene la FEF a la fecha, los cambios que se vienen son de temer.
