Así por ejemplo, Johann Göethe, literato y científico alemán, estudió y probó las modificaciones fisiológicas y psicológicas que el ser humano sufre ante la exposición a los diferentes colores.

José Espinales, psicólogo, comenta que las diferentes tonalidades pueden influir directa o indirectamente en la persona, y pone de ejemplo a los “emos”, quienes suelen tener una visión negativa o dramática de la vida y suelen mostrarse al mundo como pesimistas. 

Una manera de reconocer a una persona que practica la cultura emo es por su atuendo y apariencia física, y las principales características es que visten de negro o colores oscuros y su peinado cubre gran parte de la cara, dice.

TRADICIÓN. Ruth Bergman, psicóloga clínica, comenta que el uso de los colores en la vida de una persona a veces es más una cuestión de cultura. Bergman explica que antes, el rosado en la vida de una chica de 15 años significaba el paso de convertirse de niña a mujer, y que con el transcurrir de los años esto se ha modificado, y ahora la tradicional fiesta de quinceañera donde prevalecía el color rosado, puede tener fucsia, morado, lila, verde o turquesa. 

La psicóloga recomienda que en la elección correcta de los colores para pintar o decorar una casa se debe hacer en base al gusto de cada persona, debido a que quienes habitan esa vivienda van a convivir en esos ambientes y deben sentirse cómodos. “Una persona que siempre viste de negro, en señal de luto, denota tristeza, aunque aquello es parte de su cultura y tradición, y se deben respetar las creencias de cada uno”, explica.  

TENER EN CUENTa. Byron Vélez, administrador del local de pinturas Pintuvel, sostiene que se debe pintar una habitación dependiendo de los espacios. Vélez comenta que para lograr un buen pintado se necesita “preparar el terreno”. Lijar la pared es el primer paso. Si la superficie que se va a pintar tiene hongos, lo recomendable es limpiar esa superficie y colocar un producto que dé solución. Si la pared tiene grietas, se las debe cubrir, y después de eso se debe hacer el “empaste” o blanquear la pared. 

Vélez explica que la mayoría de sus clientes se deja llevar por los colores tradicionales. 

El blanco hueso es el más buscado por los clientes para pintar sus casas, asegura Vélez. 

SEGÚN EL ESPACIO. Si la sala es pequeña, los colores pastel son los más recomendados y se pueden combinar con tonos amarillos, naranjas y ocres, porque aportan luz y amplitud a las habitaciones pequeñas o con poca iluminación natural. Azules y verdes son preferidos para zonas como los dormitorios, debido a sus propiedades relajantes y su amplia gama de tonos, son perfectos para cuartos infantiles o de personas mayores. 

La gama de los tonos rosa, además de ser ideal para las niñas pequeñas, es bueno para calmar los ánimos. 

Por otra parte, los rojos pueden estar muy bien en espacios en los que se desea plasmar algo de energía, como por ejemplo la entrada de la casa. 

No se recomienda para habitaciones ni para la sala, debido a que puede resultar demasiado estimulante para sus ocupantes.