Allí conviven 45 abuelitos que han sido abandonados por sus familias, o porque éstas los han destinado a vivir allí. 

“Marianita” tiene cerca de 85 años y pasa todo el día tras un andador para ayudarse a caminar.

Atrás quedaron los tiempos en que la  calle era su casa y el hambre su eterna compañera. 

Hace tres años llegó al Santa Ana y San Joaquín y pese que al principio “era como una fiera salvaje”, según rememora Sor María Cecilia Alcívar, hoy “Marianita” se ha acostumbrado a compartir con otros huéspedes. 

Aunque no pareciera quienes llegan al hogar de ancianos tienen una larga vida. 

Sor María Cecilia cuenta que apenas el año pasado murió “la fundadora” del asilo. 

Antes el único lugar que albergaba a las personas de la tercera edad en situación de riesgo era el Santa Ana y San Joaquín, sin embargo desde que se construyó un Centro Gerontológico en Los Rosales la historia cambió.

Hasta allí llegan también abuelitos que necesitan otra oportunidad.

Ellos hoy celebrarán el Día Internacional de las Personas de la Tercera Edad entre la soledad y los achaques propios de sus enfermedades y la alegría de estar vivos.