“¿Por qué voy a Calle 7 por el lapso de 4 años?” Fue una pregunta que una de las campeonas de este programa se hizo al despertar cierta mañana. Esto le llevó a entender que su tiempo en el programa había llegado a su fin. 

¿Por qué dejas el programa? Le preguntaron a la campeona y ella contestó: ”No tengo motivación para ir a Calle 7 cada día… así que dejo mi puesto a alguien que tenga la necesaria motivación para estar aquí”__

La decisión de esta participante es digna de elogiar, pues entiende que en la vida existen procesos y etapas. 

Cómo sería la vida si cada maestro que por años acude a su salón de clases, se preguntará: ¿Por qué me coloco frente a una pizarra todos los días?

Cómo sería la vida si cada médico que por años acude a una casa de salud, se preguntara: ¿Por qué me coloco el mandil todos los días?

Cómo sería la vida si cada funcionario público que por años acude a su oficina, se preguntara: ¿Por qué me siento  frente a la computadora todos los días? Cómo sería la vida si cada político que por años ha ejercido cargos públicos, se preguntara: ¿Por qué asumo un nuevo cargo?

Cómo sería la vida si cada jugador de fútbol de Liga Deportiva Universitaria de Portoviejo que por meses acude al entrenamiento, se preguntara: ¿Por qué me pongo la indumentaria de entrenamiento todos los días?

Creo que la participante de Calle 7 nos deja una gran lección. Esta concursante nos recuerda que cuando la motivación ha desaparecido lo que hacemos no tiene mayor significado.

¿Tienes un propósito definido al levantarte cada día? ¿Es para ti desafiante cada nueva jornada laboral? ¿Disfrutas de lo que haces en el trabajo? La fama, el salario fijo o la costumbre laboral no son las mejores motivaciones, existe algo más sublime: el servicio a los demás, el sentido de saberse útil, la relevancia e importancia de lo que se hace, entre otros factores que sí cambian el rumbo de lo que hacemos a diario. (Continuará).…