Hemos opinado que los jubilados, al igual que los considerados como adulto mayor, no deben ser apartados de los planes de desarrollo nacional; al contrario, tienen que ser involucrados porque aún son capaces de aportar a la mejor estructuración de la sociedad.
Es que hay que hacer que su situación no signifique una obligatoria desvinculación de la matriz productiva de la nación, cuando puede contribuir con la relatividad que su condición mental y corporal le permita. Así, es un grave error mirar a los jubilados como grupo social carga para el Estado, si en realidad constituyen un potencial de trabajo y servicial herramienta social.
En Ecuador, al igual que en todo el mundo, la esperanza de vida ha aumentado, por lo que el gobierno debe programar la mejor manera de utilizar este sector humano que aún se encuentra en condiciones de hacer patria.
Mucho más si es apreciable el número de servidores públicos y privados que, acogiéndose a este beneficio, por un mejor cuidado de su salud siguen en capacidad de servir.