Es que la situación en la que se desarrolla el crecimiento de los menores está plagada de peligros que incidirían de manera negativa en su formación, de no mediar políticas de cuidados que faciliten una adecuada conducción de sus vidas.
Pero aquello no será posible sin la colaboración directa de sus padres y de sus principales relacionados, pues la prevención comienza en casa, donde deben imponerse los valores de conducta a seguir.
Sin embargo, es preciso que se continúe con las campañas de concienciación al peligro, como el uso y abuso de sustancias y drogas prohibidas, la permanencia hasta la madrugada en centros de diversiones, el mal uso de medios electrónicos como el celular e internet, que son trampas para el desvío de procedimientos personales y riesgos de engaños mafiosos.
Esperamos que las programaciones establecidas se incrementen con sus presupuestos, a objeto que el conglomerado humano, a las que están dirigidas, crezca en salud mental y física.