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Hay que evitar un desatino
Hay que evitar un desatino
Por: Oswaldo Vélez Ortiz

Lunes 25 Agosto 2014 | 04:00

Las represas de Poza Honda y La Esperanza fueron creadas con el único propósito de almacenar agua para consumo humano y riego. Manabí ha sido, a través del tiempo, una provincia que ha sufrido mucho por la falta de agua.

No es de ahora que se pierden los cultivos que nuestros agricultores con tanto esmero e ilusión siembran esperanzados en las lluvias. Nuestros agricultores permanentemente han jugado a la lotería con sus siembras y las lluvias; y como la mayor extensión de siembra se las realiza en colinas y lugares donde no hay riego, si la estación lluviosa es mala se pierde todo. Y como lo último que se pierde es la esperanza, estos agricultores invierten hasta el último centavo con tal de recuperar su cultivo y defenderlo de plagas, que es cuando más se presentan.
La sequía o los años de menor precipitación no es uno solo, parece que algunos se han olvidado que son ciclos de 5 a 7 años de lluvias escasas, luego se presenta el fenómeno El Niño para tener un ciclo de lluvias más o menos intensas (2 o 3 años) para nuevamente vivir la sequía. Por esta situación se construyó Poza Honda y La Esperanza y para aminorar las inundaciones provocadas por el río Chone.
En años pasados, agricultores que tenían grandes extensiones de tierra y que sembraban algodón, principalmente, lo perdieron todo; y el BNF les remató sus tierras que hoy otras personas las urbanizaron y han hecho fortunas con esa otra actividad.
Actualmente existe la idea de ocupar el agua de nuestros embalses para que funcione la Refinería del Pacífico; si esto llegare a ocurrir, la población manabita, que depende de estos sistemas, se morirá de sed; no habrá agua para el ganado. 
Manabí es la provincia que mayor cantidad de ganado tiene en el país, peor habrá agua para riego.
Tendremos que, como en los años 60, hacer pozos en el cauce del río para obtener un poco de agua y saciar la sed; pero como estas vicisitudes no las vivieron ni las sufrieron quienes piensan mal en ocupar el agua de nuestras represas. Y dirán “allá que se jodan, que manabitas nomás son”.
Insisto porque estamos a tiempo para la reflexión de las autoridades, que no cometan este desatino que a la postre puede transformarse en un atentado a la vida de toda una comunidad, de la fauna y la flora de nuestra tierra, un crimen al medio ambiente. 
Que las fuerzas vivas de la provincia, que parece están dormidas, despierten y defiendan el porvenir de todos, que es también de ellos.
 
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