Decíamos al comienzo de este recado para don Agustín, que hemos observado el ímpetu con que ha iniciado la misión que en las urnas le dimos los portovejenses, como por ejemplo: Eliminar el congestionamiento vehicular que se producía con los “espacios privados” de estacionamiento, que bastaba con colocar un letrerito con la leyenda “Privado” y nadie podía estacionar su carrito, porque el ciudadano había decidido que ese pedazo de la ciudad era suyo. Y así otras cosas buenas que merece el aplauso y reconocimiento del soberano: pero, el infaltable, de acuerdo a lo que dice Pedro Vincent, es necesario recordarle que no lo elegimos para apoyar cualquier intento de desmembrar el territorio cantonal, acolitando los empeños de cierta parroquia (su lugar natal), de convertirse en cantón, lo que reduciría enormemente su extensión territorial y densidad poblacional en beneficio de las aspiraciones muy conocidas de otro cantón de convertirse en la capital. Eso no se lo perdonaríamos al señor Casanova y sería motivo para revocarle el mandato.