Actualizado hace: 938 días 1 hora 15 minutos
Arturo Loor Cedeño
Desencanto de la soberbia del poder

Con la sentencia dictada a favor de Mery Zamora, después de haber interpuesto recurso de casación, ejecutoriada ésta tendrá que ser publicada en el Registro Oficial, Ley de Casación.

Viernes 18 Julio 2014 | 04:00

Y aquí la gran interrogante: ¿valió la pena haber utilizado ingentes recursos del Estado ecuatoriano por parte del gobierno presidido por el presidente Correa, para a través de los diferentes medios de comunicación, en forma recurrente, repetitiva hasta llegar a intoxicarnos con linchamiento mediático por aquellos actos del 30 de septiembre, día de vergüenza nacional, para tratar de culpar a una mujer, maestra ecuatoriana y madre de familia que luego es declarada inocente?
Cabe entonces cuantificar cuantos miles de dólares se gastaron en los medios de comunicación para eclipsar la dignidad de Mery Zamora. Los daños irrogados son irreparables.
Aquí transcribo las frases de un demócrata de la humanidad: 
“De entre los muchos que, a lo largo de la historia, han hablado en nombre de la dignidad humana en tiempos de sufrimientos y muerte, no hay ninguna voz que tenga más peso que la de Ana Frank”. John f. Kennedy.
Es precisamente esa voz, voz de las ideas.
Las ideas son libres, no se las pueden acallar con la soberbia del poder de la tiranía.
Porque los manabitas tenemos ese sentimiento ingénito de libertad para manifestar y expresarnos de todos los actos incorrectos que vulneran nuestros derechos en esta vida.
Ahora nos preguntamos: ¿vendrá el derecho de repetición para demandar al Estado ecuatoriano en las cortes internacionales? 
Qué giro toman las cosas. 
El desencanto de la soberbia del poder se derrumba, se cae por no saber escuchar la voz de la democracia.
No entender la voz de la libertad de expresión, la voz de la participación ciudadana, la voz de la proporcionalidad, principio ecuménico establecido en nuestra Constitución.
Columbro días nefastos para la soberbia de la tiranía del poder, porque en esta patria de Alfaro, de Montalvo, de Roldós, no se acalle la voz de las ideas y de la libertad de expresión.
Más aún, como todo demócrata alfarista liberal ecuatoriano, es nuestro deber seguir para siempre esos pasos y senderos.
Viva la Patria de los demócratas alfaristas. 
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