La joven contó que en ese periodo "me decía todo el día que era la persona más fea del mundo y debía morir", lo que la llevó a tomar la decisión de cambiar drásticamente su imagen. 

Como parte de su transformación, Leeson se sometió a una cirugía de implantes mamarios, compró prótesis de silicona para su trasero y gastó miles de dólares en peluquería, maquillaje, uñas, ropa y zapatos.

Contrario a cualquier pronóstico, la mujer aún no está conforme con su imagen. "Cuando veo a Kim no me siento segura de mi misma. Mi mamá y mi padrastro están preocupados, pero se acostumbraron a que es algo del día a día", aseguró.

Por otra parte, su obsesión por parecerse a Kim Kardashian le generó problemas económicos que no ha podido solucionar. "Mi trabajo no da para todos estos gastos, así es que uso la tarjeta de crédito y ahora tengo una deuda muy grande", contó en el programa de televisión.