Las primeras personas en llegar al Bombolí son los deportistas. Hay quienes desde las 05h00 ya están caminando o trotando por sus veredas.

Durante la tarde los deportistas continúan asistiendo, a ellos se suman los católicos que van a hacer peticiones y hasta pagar penitencias.

Por las noches son los turístas quienes más concurren al lugar, principalmente porque al ser el lugar mass alto de la ciudad se pude tener una panorámica urbana muy agradable.

“La gente no aprende, hay tachos y siguen botando la basura en cualquier lado. Eso afecta el ecosistema del lugar”, dijo un deportista.

Otra de las cosas que critican muchos de los visitantes es que mascotas hagan sus necesidades biológicas y que sus dueños no lo limpien.

 Así como el lugar es usado por deportistas, católicos y turístas; por las noches libadores van hasta el cerro.

Estacionan sus vehículos, ponen música con volumen exagerado para ingerir alcohol.

La molestia de muchos ciudadanos es que no se controla a estas personas y sus prácticas.

La calle que conduce has el final del cerro es angosta, varios puntos están cerca de las quebradas.

“Si una persona conduce en estado etílico por el Bombolí podría ocasionar un grave accidente de tránsito. Estas personas deberían respetar el lugar pues hay muchos niños y jóvenes a quienes podrían herir”, dijo Marco Alvares.

Calulares, carteras, joyas y hasta carros han sido robados en el lugar.

Pese a que hay una cámara del Ecu 911 los antisociales continúan haciendo de las suyas.

“Los ladrones se esconden en la maleza, cuando ven pasar a alguien lo sorprenden y le roban sus cosas”, indicó un joven.

Para los visitantes permanentes de este lugar, es necesario que haya personal de seguridad de manera permanente.