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La tentación del poder
La tentación del poder
Por: José León Ibarra

Viernes 25 Abril 2014 | 04:00

E n las democracias más avanzadas, como son las Parlamentarias en Europa, el jefe de gobierno es un parlamentario más que va a debatir sobre las líneas maestras de las políticas de Estado; éstas se basan en el equilibrio de los tres poderes clásicos (no se ha inventado uno más), la alternabilidad, el libre juego del abanico ideológico-político a través de partidos políticos y el respeto irrestricto a la opinión pública a través de los medios de comunicación. Esto es el Constitucionalismo.

La democracia ha heredado del ática en la vieja Grecia, la república romana y la filosofía alemana, fundamentos de la ciencia del Estado: la política. Ya lo dijo hace más de 2 mil años el gran estadista hispano-romano, el emperador Adriano: “Ya todo está dicho en política”.
Resulta antojadizo que a estas alturas del pensamiento político se pretenda revisar y trastocar estos fundamentos queriendo inventar nuevos poderes del Estado, como sucede en Ecuador con un supuesto cuarto y quinto poder.
Es peligrosa la tentación del poder cuando se carece de ilustración política y no se puede hacer un buen ejercicio del quehacer político, como pasa con muchos parlamentarios y administradores del Estado a nivel nacional, que actúan como corifeos obedientes o audaz y temerariamente en perjuicio de la sociedad.
No es nada nuevo; en ciertas etapas de la historia el uso del poder ha llevado a los excesos, al abuso, porque este poder puede obnubilar y trastocar la conciencia; como en los momentos de graves crisis económicas, de holocaustos, de países sumidos en el atraso y donde no ha llegado a tiempo la modernización. En la década de los ‘60 con el inicio del Ecuador petrolero se podría haber implantado la modernización para el despegue de la economía.
Con la llegada de Correa al poder, recién empezó la modernización con el inicio de la construcción de las grandes obras de infraestructura: las hidroeléctricas, la reestructuración vial, la primera fase de la petroquímica, y en general la mejora de los servicios públicos esencialmente.
El presidente Correa justifica el liderazgo conseguido; pero se lo acusa de concentración del poder, autoritarismo, abuso de la “democracia plebiscitaria”, entre otras, que degenera el constitucionalismo, base de una auténtica democracia, esto ha derivado en una inseguridad jurídica para atraer las inversiones privadas, nacionales y extranjeras, esto ha significado falta de empleo y pobreza.
En estos momentos Alianza Pais y el presidente del partido socialista están presionando en cambiar la  constitución vía Asamblea para la reelección indefinida del presidente de la república, cuya  posibilidad no la ha desmentido el presidente Correa.
La alternabilidad es fundamental para la existencia de una democracia, y de allí que la propuesta de una reelección indefinida es atentatoria a ese fundamental principio. 
 
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