Comparada con el gas, la electricidad cuesta más de diez veces por encima de ese servicio. Digamos que una familia que cocina el almuerzo básicamente, porque el resto es casi siempre un proceso de calentamiento, tiene con una bombona de 15 kilos para tres semanas. Es decir, en el mes consume 20 kilos de gas y recibe subsidio de 100 dólares al mes. Ese mismo servicio en una cocina eléctrica, significaría un subsidio posiblemente similar, pero un costo mayor para el usuario.

Por eso es que no resulta simpático el anuncio hecho por el Presidente de la República, según el cual se cambiaría el uso del gas por electricidad en los hogares ecuatorianos. Cierto que para el Estado es un buen negocio; sin inversión puede recoger un montón de millones de dólares; pero para los usuarios es una grosera elevación de su costo de vida, porque se les lleva más de la mitad de su salario.

Claro que queda la alternativa de volver a la leña y al carbón, con el daño que eso significa para bosques y medio ambiente.

Claro que también ofreció el Presidente que se reducirá la tarifa eléctrica cuando entren a operar las centrales hidroeléctricas en este mismo año; pero ya hemos visto que otras hidroeléctricas no les hicieron ni cosquillas a esas tarifas.

No he visto reacciones a esos anuncios del Presidente, seguramente por el feriado, pero en su momento se publicarán los análisis de costos y precios que demostrarán cómo sería preferible pagar un impuesto franco para ayudar al gobierno en sus dificultades económicas, que no ese nuevo precio del combustible doméstico.

Ojalá que las autoridades y los organismos técnicos se llenen de información para que no resulte que se permite crear más dificultades al pueblo que no tieneposibilidades para conseguir ese dinero.

El uso del gas como combustible es productivo y rendidor; no en vano otros países lo importan. En eso deberíamos fijarnos antes de tomar una apresurada decisión que castigaría duramente a los consumidores nacionales para cubrir los parches del presupuesto estatal. No se debe olvidar que el gas y los demás productos naturales, son de los ecuatorianos y, antes de convertirse en fuente de dólares para el gobierno, se debe cubrir la necesidad energética de la población.

Alimentar las cocinas con electricidad, sería una razón adicional para no cocinar y morirse pronto de hambre. Los jerarcas que nunca entran a la cocina ni realizan las compras para la casa, son quienes se imaginan soluciones como la anunciada. Personalmente creo que el Presidente Correa analizará la situación y resolverá dejar al pueblo con sus bombonas de gas en lugar de cambiarse a las cocinas eléctricas.