El hombre, de 42 años de edad, fue condenado a seis meses de prisión por "atentar contra la paz del consorcio y el decoro del edificio".
Los moradores aseguraron que el hombre siempre gritaba cuando tenía actos sexuales, por lo que ya estaban muy cansados, señala el sitio The Local.
Si bien el hombre apelará el fallo, es difícil pensar que los vecinos queden tranquilos ante su inminente regreso a las aventuras amorosas, principalmente luego de definir que "sus gritos y gemidos atentan contra la paz del consorcio y el decoro en el edificio".