Un hombre de 35 años, residente en Blagoveshchensk, en el lejano Oriente ruso, se hizo enterrar vivo para demostrar su propio coraje y probar su fuerza mental, pero murió durante la hazaña, probablemente a causa de la lluvia.
El hombre pidió a un amigo que le sepultara durante una noche. Los dos excavaron una fosa en un jardín y pusieron dentro una especie de féretro hecho por ellos mismos con tubos para la ventilación, según publica “News 24”.