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Guido Álava Párraga
ACTITUD INCORRECTA DE UN PADRE

Lo triste de las actitudes erradas de muchos padres dentro de sus hogares es que no se toma conciencia de lo perjudicial que es esto en la edificación de la vida emocional y espiritual de los hijos.

Jueves 10 Abril 2014 | 04:00

¿Cuántas veces hemos convertido nuestro hogar en el espacio propicio para descargar el enojo que no quisimos mostrar ante nuestros jefes o ante nuestra secretaria amable?; ¿cuántas veces llegamos a nuestra casa con la última gota de paciencia que se extingue justo cuando entramos al garaje, bajándonos del carro?
¿Cuántas veces las frustraciones de los logros no alcanzados las mostramos al llegar a casa con un semblante de agotamiento, tenso  y poco comunicativo, justo cuando nuestra esposa con ansia nos espera?; ¿cuántas veces al llegar a casa ni bien saludamos a nuestros hijos, nos sentamos a ver los noticieros y exigimos que nadie nos interrumpa?; ¿cuántas veces por nuestra actitud machista hemos sido descorteses con nuestra esposa, dejándola con las palabras en la boca, sin escucharla,  sin mirarla con ojos de afecto?; ¿cuántas veces no abrazamos y besamos a nuestros hijos y no les preguntamos cómo van en sus colegios? 
Es necesario que se comprenda que los niños, los adolescentes y los jóvenes más que en cualquier otra etapa de la vida necesitan un trato con ternura,  corrección y disciplina amorosa y no la hiriente en medio del enojo o ira descontrolada. De igual manera hay que convencerse que la indiferencia, la impaciencia y la falta de comunicación afectiva dentro de casa hieren a nuestros seres queridos a niveles insospechados.
He tenido con la ayuda de Dios la humildad de contar las veces que  hice todas esas cosas, reconozco que ocurrieron infinidad de ocasiones. Agradezco al Espíritu Santo que me haya guiado a arrepentirme de corazón y pedir perdón por estos desaciertos. Hoy he podido convencerme que:
Es verdad que resulta difícil llegar a casa alegre cuando la jornada de trabajo ha sido extenuante o el negocio anda mal. No habría consecuencias que lamentar si en casa no hubiera seres queridos que con todo derecho esperan amor y tiempo bueno de nosotros, pero cuando hay esposa e hijos es imprescindible llegar dispuesto a entregar afectos y más afectos. En el marco de este análisis quiero invitar a todos los que son padres a corregir los desaciertos que han estado cometiendo y buscar la guía de Dios a través de la Biblia, igualmente les solicito pasar la voz a otros padres que estén en la actitud errada.
 
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