Recordamos ahora, y para refrescar la memoria de quienes semana a semana leen y escuchan esta columna de opinión, que Charapotó fue una de las primeras ciudades fundadas por los conquistadores españoles en el año 1534. Tenemos también que un ciudadano originario de Charapotó, como lo fue el señor Manuel Nevárez Aveiga, fue el primer presidente del Concejo de Sucre, luego de que Bahía de Caráquez fuera elevada a la categoría de cantón el 3 de noviembre 1875. Como homenaje a este personaje, el más grande e importante parque de la ciudad lleva su nombre y alberga un monumento a su memoria.  Otro preclaro ciudadano de Charapotó, el general Leónidas Plaza Gutiérrez  fue Presidente de la República de 1901 a 1905 y de 1912 a  1916, destacándose que con el general Eloy Alfaro Delgado han sido los únicos manabitas que han obtenido esa alta magistratura. 

De acuerdo al resultado de las elecciones del 23 de febrero, otro charapotense ha sido electo alcalde del cantón Sucre.  Se trata del Ing. Manuel Gilces Mero.  

En nuestro comentario de hoy no podemos dejar de mencionar el nombre de don Horacio  Gostalle Centeno, eminente ciudadano de Charapotó que en su momento fue presidente del Concejo de Sucre, Senador de la República  y Pagador General del Estado, entre otras dignidades y funciones; a más de haberse destacado en actividades particulares tanto comerciales como filantrópicas con sede en Bahía de Caráquez.

Hay que destacar que un considerable número de familias caraquenses tienen su origen en Charapotó, ciudad desde la cual se trasladaron a Bahía de Caráquez, robusteciendo la característica  social que por siempre ha destacado y sobresalido a la ciudad de los Caras en el ámbito nacional e internacional. 

Por otro lado tenemos también que Charapotó, con su inmenso y fértil valle, se convirtió en nuestro principal proveedor de la producción agrícola, que en el día a día ha servido para hacernos llegar la diversidad de alimentos que se requieren para la subsistencia del ser humano. Charapotó ha tenido y sigue teniendo condiciones que le acreditan méritos propios, los que la destacan en el accionar político, económico y cultural, razones por las cuales se justifica el clamor popular que se lo eleve a cantón.