Ya no se sabe ni el día ni la hora en que habrá algo de agua dentro de lo programado para este sector por parte de la empresa encargada del suministro  de este elemental líquido. 

Lo cierto es que dentro de los últimos 30 días San Vicente ha recibido agua potable unas pocas horas, las que sumadas dentro de ese mes parecerían de Ripley si se toma en cuenta que cada 5 días le tocan 4 a San Vicente y no bien comienza ese necesario suministro, como por arte de magia éste se interrumpe. 

Los motivos son variados y tales como consta a la ciudadanía parecerían irreparables. 

Al menos, esta es la triste realidad. 

Se trata de los daños en las vías, de la falta de potencia en el sistema de bombeo, de los apagones eléctricos en la planta y en fin, de una serie de pretextos y disculpas que ni los niños inocentes creen ya en esas explicaciones.

Porque al constituirse en repetitivas, diríase a entender más bien que se está trabajando para que no llegue el agua potable a abastecer a San Vicente, siendo el negocio rentable el de los tanqueros y el de los intereses creados derivados del necesario consumo de agua que requiere el ser humano. 

Una rotura en la  tubería de conducción requiere de 3 a 4 días en su reparación, 

Esto si es que no es feriado o fin de semana o no se consigue la maquina apropiada, no existiendo tampoco la colaboración institucional que requiere la solidaridad y la responsabilidad constitucional que obliga a la prestación de servicios básicos con eficiencia.

Mientras por un lado se tiene esta falta de agua, por otro lado se tiene el exceso. Esto es a pesar de las escasas lluvias por la irregularidad de la actual estación invernal. 

Nos referimos a las calles inundadas e intransitables motivado por la falta  de control técnico apropiado en la ejecución del programa de regeneración urbana que desde  hace algunos meses se está llevando de manera  muy lenta por parte del Ministerio de Obras Publicas en convenio con la municipalidad. 

La remoción de materiales dentro esos trabajos en diversas calles no ha sido coordinado con la canalización de aguas lluvias y se tendría por ello ese exceso de agua, provocando esas perjudiciales inundaciones.

Todo esto está sucediendo en el San Vicente que merece mejor atención  y como ya lo dicen todos, por un lado falta agua y por el otro sobra y abunda. Los dos extremos son malos, hacen daño y perjudican de manera general. 

Mejórese, entonces, el suministro de agua potable y canalícense las aguas lluvias.