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La felicidad…  jaja jaja
La felicidad… jaja jaja
Por: Pedro Vincent Bowen
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Domingo 03 Noviembre 2013 | 04:00

¡Noticia del milenio!: Presidente de Venezuela crea Ministerio de la Felicidad. Y, como consecuencia de tan “maravillosa” oportunidad para que l@s venec@s sean “felices”, las líneas aéreas de tutili mundi hacia Venezuela… colapsaron. ¡Se acabaron los pasajes! ¿Quién no quiere ahora irse pa’l país de los llanos, ah?

Lamentablemente, Su Mashistad Rafico I anda recorriendo las Rusia’s. Y, por tanto, posible es que no se haya enterado de que Nícolo Mas Duro (de dudoso origen colombiano) le cambiará la vida a los venezolanos... ¡de un solo plumazo!
Tal creo, porque si el amado monarca de Banana Republic ya lo supiera, de seguro interrumpiría su tour, pasaría por Caracas a fin de pedir copia del susodicho Decreto autografiado por su colega Mas Duro. De ahí emprendería presuroso retorno a Carondelet a expedir ipso facto un decreto similar, si fuese posible con efecto retroactivo, declarando desde ya y por los siguientes 300 años que durará la “revolución revolucionaria”, la “suprema felicidad” del pueblo ecuatoriano. Pero (el infaltable), no todos confían en que la felicidad se puede crear mediante decretos. De tal manera que, este suceso macondiano, digno del realismo mágico de García Márquez, ha causado una avalancha de risas e indignación en las redes sociales. Veamos algunas:
“No han pasado 24 horas desde la creación del Ministerio de la Felicidad, y ya me siento feliz” (Luis Chátaing, humorista venezolano).
“Sólo espero que Maduro lance el Ministerio de la Cerveza para que me hagan feliz a mí y a todos los borrachos” (Víctor Rey, vendedor ambulante de bananos).
“En vez del Ministerio de la Felicidad, yo sería muy feliz si voy al mercado y consigo leche y papel higiénico” (Liliana Alonso, ama de casa).
“El verdadero Ministerio para la Felicidad del pueblo venezolano, es el que se encargue de hacerle las maletas a Maduro” (María Corina Machado).
“¿Cómo se decreta felicidad suprema con inflación del 50%, con tanta inseguridad e impunidad?” (Sebastiana Barráes).
“Suprema felicidad de los venezolanos será alcanzada en el momento en que el indocumentado abandone la presidencia” (Carlos Peñaloza).
“Qué estupideces lo que inventa este hombre, parece que fuera sacado de un cuento infantil” (Yuleima Maita).
“Seguro que la idea de declarar por decreto la felicidad de los venezolanos se la dio el pajarito que habla con Maduro” (Atilio Benavente)
Así las cosas, el futuro de Venezuela luce nebuloso. Por algo será que mi cuñado Kléber, luego de haber vivido exitosamente con su familia un pilo de años en el país bolivariano, decidió volver a Ecuador cantando con Palito Ortega: ¡La felicidad… jaja jaja!
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