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¡Amigo Clímaco!
¡Amigo Clímaco!
Por: Douglas Vaca

Lunes 23 Septiembre 2013 | 00:00

El poeta peruano, César Vallejo, escribió unos versos de resonancia universal que tituló: “Los heraldos negros”, donde manifestó: “Hay golpes en la vida, tan fuertes... yo no sé// golpes como de la ira de Dios// Como si ante ellos, la resaca de todo lo sufrido// se empozara en el alma... yo no sé”//!

Esa es hoy tu circunstancia, Clímaco.. y tus amigos lo lamentamos inmensamente. Te acompañamos en tu dolor. Junto a tu esposa y tus hijos. Sólo queda una palabra: Fortaleza. El daño ya está hecho. Esperemos que la justicia ponga las cosas en su auténtica dimensión. Y que pueda demostrar tu inocencia. Sabemos que estás enfermo. Que una dolencia catastrófica socava tu vitalidad. Con más razón para pedirte: Fortaleza – Valentía – Resistencia.
Tú eres un hombre bueno. Sencillo, humanitario. Te llegó la “mala hora”... y hay que superar esa circunstancia.
Muchos hombres, a través de la historia, han vivido situaciones parecidas. Ya decían los filósofos clásicos: “El éxito y el fracaso... son siempre dos impositores”. El verdadero hombre es el que puede estar sobre esas realidades. Algún día resplandecerá la verdad.
Mientras tanto... la Unesum debe proseguir su camino trascendente. Habrá errores que corregir como en todas las obras humanas. Pero ninguna universidad manabita debe apagar su antorcha.
Allí está gran parte de tu obra, amigo Clímaco. La zona sur de Manabí tiene su protagonismo en nuestra historia regional.
Tus comprovincianos reconocen tu afán de superación. Tu búsqueda constante de mejoras académicas. Tu elegancia personal que daba distinción a la tradición jipijapense. Tu amor por la cultura, por la educación, por la ciencia, por el arte, por la investigación, por el doctorado.
Es que Clímaco sabía vincularse con el pueblo, porque surgió del pueblo. Sabía desenvolverse en las tribunas. También en el escenario artístico.
Pero te llegó “la mala hora”. Que dialécticamente, también pasará. Entonces será la reconquista. Eso esperamos tus amigos; y siguiendo con el poeta Vallejo: “Son las caídas hondas de los Cristos del alma// de alguna fe adorable que el destino blasfema”//.
//“Esos golpes sangrientos son las crepitaciones, de algún pan que en las puertas del horno se nos quema”//.
Este poema fue escrito hace más de cien años. Y ha servido como lenitivo ante muchas adversidades. Para hombres y mujeres, a quienes golpeó el destino. Necesitas fuerza... mucha fuerza moral, amigo Clímaco. Que llegue para ti, nuestra voz de aliento. El poema termina así: “y el hombre// pobre// pobre// vuelve los ojos locos y todo lo vivido// se empoza como charco de angustia en la mirada// hay golpes en la vida tan fuertes... yo no sé”.
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