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Una optimista  bien informada
Una optimista bien informada
Por: Melba Muñoz Rojas

Viernes 20 Septiembre 2013 | 00:00

Se dice que el pesimista es un optimista bien informado. Triunfan en el arte de no hacer nada edificante y noble.

Causan verdadero hastío cuando dicen que por sus muchas “obligaciones” no tienen tiempo para nada. 
Sin embargo, su irresponsable conducta es festejada y promocionada por las mal llamadas revistas “del corazón” y los programas de televisión, cuyo único objetivo es el incremento de su audiencia. 
Ese es el modelo que promocionan a una buena parte de la ciudadanía que aparentemente parece afectada por un extraño “virus” que hace su existencia ciertamente dramática. 
Mahatma Gandhi decía: “La gente se arregla todos los días el cabello, ¿por qué no el corazón?”.
Todo este quehacer negativo para el bien común que hoy se ha impuesto, tiene una relación directa con los políticos, cuyo siniestro bostezo les conduce al fracaso de la omisión.
Porque con la ignorancia atrevida por parte de algunos, y por mala fe y desmedida ambición de poder por parte de otros, consuman en la práctica el postulado maquiavélico de llegar al fin sin considerar los medios.
En general, confunden su ambición personal, sintonizada a favor de intereses partidistas, con las obligaciones contraídas con el pueblo. 
Esta situación que ha llevado a más de un caso de corrupción descubierto, genera en el ciudadano un  trágico sentimiento de orfandad y desespero al ser castigado por la demagogia más hiriente.
Hay sed de valores morales, necesidad de fortalecimiento y protección de la unidad familiar, hombre, mujer e hijos; verdadera justicia imparcial que aplique rigurosamente la ley contra los enemigos de la sociedad, tan indefensa en estos momentos.
Enseñanza de calidad que genere promociones de ciudadanos respetables con criterio propio, que no puedan ser manipulados.
Práctica de la verdadera democracia que sea fuente de respeto y edificación de la mentira como forma de hacer política, que está llevando a la dictadura de seudo libertad para la chusma y la vulgaridad; respeto y apoyo a la acción promotora de valores transcendentales y religiosos, etc.
Hoy las personas que aman la libertad y tienen el sagrado derecho de disfrutar de la misma son las que padecen por la ausencia de buena literatura.
Por la falta de una enseñanza de calidad desde la niñez hasta la universidad, de ilustración de todo lo trascendente, de los valores cristianos tan cuestionados y amenazados hoy por políticos sin norte, que incluso haciendo caso omiso de la tradición y de la historia tratan de favorecer otras corrientes poco democráticas que no respetan nuestros principios, 
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