Perlaza tuvo que trasladarse hasta la Unidad de Violencia contra la Mujer y la Familia, situada en la avenida Quito entre Ibarra y Latacunga, diagonal al centro de salud Augusto Egas.

Allí, desde el pasado 22 de julio, se receptan y tramitan denuncias y atención integral a víctimas de violencia intrafamiliar. Actualmente están receptando aproximadamente 20 denuncias diarias.

“Anteriormente la comisaría de la Mujer y la Familia estaba administrada por el Ministerio de Gobierno, ahora depende del poder judicial”, señaló la jurista.

Aguirre explica que antes tan solo una comisaría era la encargada de resolver las causas, mientras que ahora éstas son manejadas por cuatro jueces.

Además un grupo de profesionales son los encargados de atender las demandas.

El proceso de denuncia inicia en una sala de primera acogida en la que dos abogados se encargan de iniciar el proceso, “allí lo que se busca es no revictimizar a las personas”.

En esa oficina la víctima cuenta su historia y la denuncia es transcrita directamente, además es un lugar privado. También se ha creado la sala de Violencia Intrafamiliar de la Policía (VIP), en donde se expiden las boletas de auxilio.

“Es decir que las medidas que determine el juez son inmediatas, porque la víctima tiene a la mano todo lo que necesita para que esas disposiciones sean cumplidas”, indicó Aguirre.

En un plazo de 120 días la entidad deberá entregarle las causas a la Unidad, que inició sus actividades con carga cero.

Aguirre enfatizó que los hombres que sufren de maltrato también pueden acercarse a pedir ayuda.