Gema Anchundia explica que el pescado más comercializado es el cabezón, el rabijuco, camotillo y cucharita. Además tiene en exhibición la cucharita, colorado y murico. 

Los precios varían de acuerdo al tamaño del producto. Hay de tres, cinco, siete y 10 dólares la sarta, que incluye hasta ocho pescados. 

> Del mar a la mesa.

Algunos habitantes salen a pescar a partir de las dos de la madrugada y regresan de faena a las seis de la mañana. La carga es comercializada en la misma playa, hasta donde llegan clientes de Manta y Montecristi en busca de pescado fresco y económico. Anchundia lleva algunos años vendiendo camotillo y comienza a trabajar desde que amanece hasta que anochece.

“Nosotros tenemos clientes  que vienen por pescado fresco. Y lo mejor de todo es que hacemos descuentos y rebajas”, expresó la comerciante. Ella tiene su puesto  bajo la sombra de una cabaña que fue construida hace tres años por el Municipio de Jaramijó.

Luis Bermello considera que aquella cabaña debe ser reconstruida, porque tiene los asientos dañados y además el cade se está cayendo.

“Con el presupuesto que el cabildo recibe mensualmente deben regenerar esta playa, porque es el principal atractivo turístico de Jaramijó”, expresó.

El habitante realiza esa observación porque la arena de la playa está sucia, no hay recipientes para ubicar la basura y en algunas partes se observa escombros. Otro de los problemas es la falta de control policial.

> Lo atractivo.

Lo atractivo de la playa de Jaramijó son las lanchas y canoas construidas de madera que aún conservan algunos pescadores. 

Hay habitantes que salen a faenas empujando sus lanchas hasta la orilla del mar y, una vez en el agua, navegan con vela y remos. Aquel trabajo lo hacen pocos debido a que algunos han cambiado sus canoas por lanchas de fibra con motores fuera de borda.