Ella se dedica a este trabajo   desde hace más de 30 años, tiene 60 y según dice el agua, el detergente y sobre todo sus manos, le han dado el sustento diario durante estas tres décadas.  

Ecilda es madre de seis hijos, “todos ya tienen su vida hecha” indica, mientras restrega la mugre de un jeans con un cepillo rojo.

Aunque lavar ropa ajena le ha dado todo, Ecilda  indica con pesar que su oficio de a poco está desapareciendo, “el negocio ya no es el mismo que antes, hace unos seis años la gente aún me dejaba ropa para lavar, que comparado con lo que hoy lavo es casi nada”, asegura.

Antes llegaba a lavar hasta 15 docenas de ropa cada día, hoy apenas recibe tres ó cuatro.

La tarifa que Ecilda cobra  por cada docena es de un dólar con veinte centavos, pero el cliente tiene que comprar el jabón y el detergente.

La baja considerable en los ingresos de Ecilda se debe, en gran parte, al auge de las lavanderías. 

Jessy Peñaherrera, gerente propietaria de lavandería Burbújas,  afirma que su negocio cada día florece.   

Sus principales clientes son  las personas que trabajan y carecen de tiempo para tender la ropa luego de lavarla en una máquina. Además es más cómodo en cuánto al precio. 

Jessy cobra 30 centavos por cada libra de ropa, que en la práctica son unos cinco jeans. 

“Otro de los aspectos que enamora al cliente es que aquí entregamos las prendas como si estuvesen planchadas”, indica Jessy.

 

Otra profesión. Un oficio que ha tenido que adaptarse para no desaparecer es el de guardia de seguridad. Y Carlos Avilés lo sabe muy bien, él es gerente de Scanner, una empresa que brinda los servicios de seguridad.  

Carlos afirma que “ha tenido que cerrar el ciclo del guardia común para entrar en la era del vigilante de tecnología”.

Asegura que “la gente cree que tener un guardia es caro y por ello opta por colocar cámaras de seguridad, pero el hombre es insustituible”. 

Una de las ofertas que  Carlos maneja en su empresa es  el servicio de vigilante de tecnología. “Esto para que no se subutilice la mano de obra y los presupuestos de los clientes no se alteren”, declaró.

Mario Encalada, propietario de un local de venta de repuestos, prefirió hacer un sólo gasto,  compró e isntaló varias cámaras en su negocio, “prefiero hacer un sólo gasto que pagar mensualmente los servicios de un guardia, me resulta muy caro”, enfatiza. 

El sueldo de un guardia  está en 318 dólares.  Una cantidad que Mario no está dispuesto a pagar cada mes. 

Sin duda, la tecnología ha traído consigo cambios para que la vida de las personas sea cada día más fácil, no obstante ha terminado con más de un oficio convencional y con ello ha provocado que muchas personas, como Ecilda, dejen de obtener dinero para alimentar a su familia.