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Miserable Twitter
Miserable Twitter
Por: Ricardo Trotti
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Martes 09 Abril 2013 | 00:00

Hay sobradas razones para pensar que Twitter, las redes sociales y el internet son extraordinarias armas para construir diálogo democrático, organizar solidaridad y empoderar a los más débiles y vulnerables.

 
Yoani Sánchez, la bloguera cubana, en su largo peregrinaje fuera de Cuba, no se cansa de afirmar que Twitter y el internet han sido la verdadera causa de su liberación y de miles de cubanos a los que el régimen castrista oprime por opinar diferente. Pero también hay excesivas evidencias sobre que estas nuevas herramientas de comunicación sirven para aumentar el oportunismo, amplificar mentiras e insultar a destajo. Las redes sociales y también los comentarios en el internet que se dejan debajo de las notas periodísticas, son usados por políticos, celebridades y ciudadanos, para insultar, humillar y desacreditar.
Los ejemplos más patéticos quedaron al desnudo tras la catastrófica inundación de esta semana en Argentina, cuando un grupo de políticos se abalanzó con mentiras y exageraciones en Twitter, para “estar” presente en el lugar y tiempo adecuados. Muchos se sintieron presionados o necesitados de responder de inmediato, sabiendo que las redes sociales son ahora las rigurosas fiscalizadoras de la función pública, oficio que antes correspondía a la prensa. Twitter se ha convertido en vicio de los políticos. Como en el caso de Cristina de Kirchner, encontraron la forma de suplantar las conferencias de prensa con un mensaje propagandístico y dirigido, con el que evitan el diálogo y la interpelación. Creen que su omnipresencia en Twitter es el equivalente a gobernar.
Hasta Barack Obama, que siempre hizo uso informativo y mesurado de Twitter a diferencia del fallecido Hugo Chávez, ha utilizado los mensajes en este segundo mandato para culpar al Congreso, a la Corte Suprema y desacreditar a la oposición republicana. Los políticos no son los únicos responsables. Durante las tareas de rescate en Argentina, los mensajes despectivos inundaron las redes sociales. Incluso en medios de referencia, las notas perdieron objetividad, inundándose de adjetivos, propios de columnas de opinión. Pero más allá de las culpas que todos debemos asumir por el mal uso de la comunicación, los políticos, por su función pública, son quienes deben asumir mayores responsabilidades. Valga el ejemplo del presidente uruguayo, José Mujica, que creó un escándalo diplomático con Argentina, al escuchársele, por un micrófono abierto, decir que “esta vieja es peor que el tuerto”, en alusión a la presidenta argentina y su exesposo.
Lo cierto que las palabras tienen mucho poder y acarrean consecuencias. De ahí que ni Twitter ni el internet son miserables, sino la intención y el uso que hacemos de estos medios. Tenemos la opción de usarlos para el bien o para el mal; nadie está exento de responsabilidades.
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