Y es que el testimonio de su gente y de sus tradiciones son los ecos más sobresalientes que hablan de una pluriculturalidad que sigue viva aunque esté en peligro.

Betsy Vélez, de 52 años, recuerda como si fuera ayer los dichos de su madre en cuanto a su Manabí del Alma.

“Mi señora madre siempre sostuvo que vivíamos en la tierra más hermosa del mundo, la cual con su engranaje cultural y manifestaciones de nuestros antepasados es grande".

Vélez hace referencia a las costumbres autóctonas, aquellas que los abuelos siguen recordando y algunos practicando: los chigualos, los bailes, los piropos, el tejido de paja toquilla, tomar el café pasado y las fiestas llenas del folclore autóctono de Manabí.

 

modismos.

En cuanto a los modismos como herencia de la tradición manabita, Alberto Paz, director regional del Instituto Nacional de Patrimonio Cultural (INPC) destaca que la provincia entera es rica en tradición oral como otras expresiones.

"Manabí es muy conocido por los chigualos y los amorfinos, que también se dan en la península y otros lugares, pero dentro de las tradiciones que enmarcan la esencia de nuestro pueblo  están estas, además de las fiestas de San Pedro y San Pablo, que ya es una fiesta patrimonial y el tejido tradicional del sombrero de paja toquilla", destacó.