Estamos en pleno proceso electoral. Y a las candidatas y candidatos los felicito, porque de manera frontal desean preocuparse por la cosa pública, sabiendo que la actividad política es una actividad muy compleja. A los que van a reelegirse y a los nuevos candidatos hay que recordarles que la función Legislativa fundamentalmente  debe legislar y fiscalizar. Y por ello llama la atención que algunos legisladores en funciones, ante la parálisis de obras fundamentales para el bien común de la provincia hayan guardado prudente silencio. El pueblo se pregunta qué dijeron los legisladores en funciones cuando se cerró el aeropuerto Reales Tamarindos, ubicado en la ciudad de Portoviejo, y que sirve a más de setecientos mil habitantes del centro norte de la provincia. ¿Por qué no promovieron un diálogo abierto y razonado con el Poder Público? Hubo temor reverencial? Esperemos que en la campaña se analice el caso. ¿Por qué no han vigilado el gravísimo problema de agua potable que padece la provincia, singularmente la ciudad de Portoviejo? ¿Qué han dicho y hecho los legisladores  sobre el fracaso de la concesión del puerto de Manta?  Se han olvidado que la carretera Quevedo-Pichincha-Portoviejo-Manta es vital para el desarrollo del país. Ahora sólo hay ofertas. ¿Por qué no se reclama para que en la mancomunidad de Manta-Montecristi-Jaramijó se construya un centro de rehabilitación carcelera, en una área de por lo menos cuarenta hectáreas, donde se rehabiliten a los que han violado la Ley y a los que no se rehabiliten no se los deje salir, pero que unos y otros sean tratados como seres humanos.