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Educación
12 casos de acoso escolar en Manta

Decían que eran amigos. Al menos eso pensaba "Daniel" (nombre protegido), antes de que lo patearan. No sabe cuántos eran ni cómo pasó. Sólo recuerda que lo empujaron y luego sintió varios puntapiés.

Sábado 13 Octubre 2012 | 00:00

"Daniel", de ocho años, ha decidido olvidar muchos detalles, las caras, los golpes y los insultos, menos de que eran amigos.
Él es un niño de pocas palabras. Tiene respuestas tajantes de sí y no. En la escuela comentan que ésa es su forma de ser. Más aún después de que lo golpearan. Su temor está allí, latente. Se nota en su rostro. Es que "Daniel" es uno de los 12 alumnos de la escuela Enna Betty García que han sido víctimas de acoso escolar o bullying.
Frowen Zambrano, director de la escuela, manifestó que estos casos están siendo evaluados por varios estudiantes de psicología de la universidad Eloy Alfaro. Ellos han dialogado con los estudiantes agresores y sus padres. Mencionaron que en la mayoría de los casos los alumnos han aceptado que tienen problemas dentro del hogar. Es decir, peleas en la familia o algún tipo de violencia que es imitado por los niños. 
 
 12 a 15 años. La psicóloga Claudia Alvarado explicó que el bullying es un fenómeno que se manifiesta a través de cualquier forma de maltrato psicológico, verbal o físico. Los protagonistas suelen ser niños de entre 12 y 15 años de edad.
Una de las desventajas en este problema es que los agresores fungen de líderes e influyen en su entorno. “Ganan adeptos y crean grupos para hostigar a una o varias víctimas; casi nunca actúan solos, y atacan a los que son diferentes o aplicados”, agregó Alvarado.
Mientras tanto, el agredido desarrolla inseguridad, nerviosismo, aislamiento, tristeza y miedo a asistir al colegio, indicó.
"Carlos" y "Juan" (nombres ficticios) fueron señalados esta semana como los agresores de "Daniel". Ambos niños, de 9 y 10 años de edad, niegan que le hayan pegado, simplemente sintieron un impulso. Cuentan que el otro niño les pegó con una tabla y ellos sólo reaccionaron. Le pegaron codazos y varias patadas, pero “fue porque él nos pegó primero”, explican. ¿Pero era necesario pegarle también?.

”Es que hay otro compañero más grande que nosotros que nos hace lo mismo”, responden.< 

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