Quiero contagiarlos de optimismo y demostrarle al mundo entero que todo se puede obtener en la vida, considerando que los sueños sean verdaderos, que los buenos amigos existen, que los conocimientos te ayudan a crecer, que la lectura llena tu bóveda mental y más que todo mucha fe.

También es favorable la honestidad, el aprovechar las oportunidades que se presentan, en distribuir el tiempo, dedicarse a cosas buenas, hablar bien del prójimo, velar por la salud del enfermo, darle la mano al que la necesita, decir siempre la verdad, poner los pies sobre la tierra, pensar en grande, valorar el trabajo de los compañeros, estas son razones que nos ayudan a desarrollar.  Para los optimistas no existen obstáculos, pretextos, odio, venganza, dudas, lo difícil, la vanidad, lo inalcanzable. Es oportuno sugerir que los optimistas no miramos el pasado, la maldad no existe, que el dinero no es todo felicidad, que nunca es tarde para rectificar. Cuando tú eres positivo te ocurren cosas maravillosas que te hacen sentir responsable, amable, admirable y la gente en todo momento, te aplaude, te felicita, reconoce tus méritos. Es por eso que recomiendo siempre que miremos la parte humanista, de conversar y tratar temas interesantes, que son los que nos van a sacar de la mediocridad, de sincerarse con uno mismo, de creer en nuestras posibilidades, de beneficiar a los que hacen patria y de pensar que en nuestro alrededor nos invaden confianza y seguridad. Todos estos motivos inyectan energía positiva, que sumados a los deseos de superación, convierten al optimista en la persona más feliz del planeta.