El más reciente caso ocurrió ayer, aunque las historias son muchas. 

 

 en el mercado central. El dueño de una furgoneta parqueó su carro en el ramal de la Córdova y Alajuela, cerca del mercado número 1.

Mientras desayunaba miraba "de reojo" su automotor. No tardó mucho tiempo en regresar y la sorpresa fue grande. Los espejos de sus retrovisores no estaban, se los habían robado.

Hizo averiguaciones y logró saber que el ladrón es un hombre de la tercera edad, que circula en una bicicleta y que supuestamente "trabaja" para un local de venta de accesorios en el centro de Portoviejo. El afectado llegó hasta el comercio donde le dijeron aparecerían sus espejos y efectivamente así fue. 

Lo malo es que el perjudicado tuvo que pagar 40 dólares para recuperar los mismos espejos que le robaron cerca del mercado y que por sus características es difícil conseguirlos. 

"Resulta más fácil colaborar con los ladrones, pues caso contrario tendré que comprar otra vez los retrovisores y eso me resultará más caro", dijo el afectado. 

 

Atros casos.

Andrea Vélez Acosta narró que a ella le pasó lo mismo.

Estacionó su carro Hyundai Matrix en el centro de Portoviejo y cuando regresó, no estaban los espejos.

A la media hora, por 20 dólares los recuperó en un local de Portoviejo donde compran y venden diversos artículos. 

Desde esa fecha ella remachó todos los accesorios que los ladrones puedan desprender. 

A Julio A., oriundo de la zona norte de Manabí y que había llegado a Portoviejo, le pasó lo mismo. Por recomendaciones de gente que vio la sustracción llegó hasta el mismo local, pagó y recuperó los accesorios. 

Dijo que él no sabía que esto ocurría en ese sector, así que la próxima vez tomará algunas precauciones. El chofer Gary Gorozabel opinó que para evitar que los ladrones lo afecten, él opta por quedarse en su carro o pedirle a alguien que lo haga, mientras se estaciona en cualquier calle de la zona céntrica de la urbe capitalina.<