Su dueño es Freddy Pincay, un hombre que desde niño se dedica a la elaboración de objetos de zinc.
Para él la labor es sumamente sencilla, que hasta le puede causar risa darle distintas formas al zinc.
A tempranas horas de la mañana asiste a su taller para empezar a trabajar.
Con una técnica exacta recoge sus instrumentos de trabajo par iniciar su labor diaria.
Con una manguera en una mano y un molde de zinc en la otra empieza a soldar sus productos.
Tan ágil es que en el día hace hasta 30 piezas.
El trabajo de Pincay está dirigido mayormente a las amas de casa.
UTENSILIOS.
En tan sólo quince minutos de sus manos salen rayos, palas, cucharones, baldes, hornos, en fin, una serie de objetos que para este personaje significa el sustento de su familia.
A pesar de que en la actualidad la gente opta por comprar cosas de plástico, Pincay mantiene la tradición que heredó de su padre.
Él cuenta con una clientela fija; sus mayores compradores son los vendedores del mercado, porque lo hace al por mayor.<